Es temporada de invierno, ANA de 30 años, vive en Calbuco, una isla al sur de Chile. Es madre soltera. La labor cotidiana en su casa comienza temprano, antes de que su hijo de 5 años despierte. El niño se levanta con síntomas de resfrío, Ana pasa el día cuidándolo. Al siguiente día, asiste a la fábrica donde trabaja, cargando bandejas con mariscos y limpiando el piso, hasta que recibe una llamada por teléfono, deja el trabajo y lleva a su hijo al hospital. Por la tarde, da remedio al niño y toman once juntos. Al día siguiente llama al trabajo para avisar que su hijo continúa enfermo y se quedará en casa para cuidarlo. Luego, la citan a una reunión con el jefe de la empresa. Este le advierte de sus faltas y le advierte que están despidiendo personal. Ana dice entender todo y se compromete a no faltar más. Luego pasa al baño de la fábrica, pero el jefe la sigue, cierra la puerta para abusar sexualmente de ella. Ana desmoronada debe tomar una pastilla para abortar. El tiempo pasa, el sol alumbra una playa de arena. Ana recolecta mariscos tranquila, con la ayuda de su hijo.